Kaugsankamalla, muiurrichunchi (Mientras vivamos, dancemos)


Este cortometraje documental mira el modo de estar en el mundo de la comunidad indígena Inga (Putumayo, Colombia) durante la celebración del Atun Puncha (carnaval): sus saberes, costumbres y tradiciones y el papel colonizador de la Iglesia Católica. 


Ficha técnica:
Género: Cortometraje documental.
Duración: 15 min.
Formato de grabación: HD.
Realización audiovisual: Zeltia Outeiriño González.
Producción: Victor Jacanamijoy, Rosa Elena Jacanamijoy Jacanamijoy.
Música: Edison Rosero, laugta y valka (flauta doble y semillas); Dominga Jacanamijoy, luina (harmónica); Victor Jacanamijoy, luina y vaira sacha (harmónica y hojas del viento).

Festivales: 
VIII Encuentro Hispaonamericano de Cine y Vídeo Documental Independiente Contra el Silencio Todas las Voces, México, 7º Festival de Cine La imagen de los pueblos, Ecuador, BccN Barcelona Creative Commons Film Festival 2014, Valladolid Creative Commons Film Festival 2014, Bogotá Creative Commons Film Festival 2014, 6º Festival Internacional de Cine Invisible “Film Sozialak”, Euskadi, China International New Media Short Film Festival,  Festival Internacional de Cine y Video Alternativo y Comunitario Ojo al Sancocho, Bogotá, Colombia, Festival Internacional de Cine Arica Nativa, Chile y Festival de Cine del Sur, Pereira, Colombia, Madrid Creative Commons Film Festival 2015.

Mención honorífica en el Festival de Cine Rural Arica Nativa Chile por por equilibrar la historia imágenes y la resistencia de los pueblos indígenas.
Premio al mejor cortometraje documental en el Festival Siembra "Cine colombiano al Campo", Colombia.


Cuentan los mayores que una vez  el volcán entró en erupción,  que  a muchos los tragó la tierra y que el paisaje cambió. Entonces los que quedaron vivos hicieron el  Atun Puncha (el carnaval). Kaugsankamalla, muiurrisunchi (Mientras vivamos, dancemos) se decían unos a otros cantando, llorando y danzando a ritmo de ualkas (collares de semillas), tambores, bututus (cachos) e íntimas melodías de luinas (armónicas) y laugtas (flautas). Celebraban la vida, y así lo siguen haciendo hoy; tan sólo los más mayores recuerdan con tristeza a los que se llevo el volcán, y melancólicas melodías salen de sus luinas y sus laugtas.
Por las veredas niños, jóvenes y mayores peregrinan de casa en casa llevando la música y el baile. En las casas los reciben con chicha, bebida a base de maíz fermentado, y alimento. Esta tradición se llama divichido y  se realiza durante los cuatro días y noches del carnaval, en las que no puede quedar ninguna casa a la que no se  llegue para festejar  por muy alejada que esté, por muy borracho de chicha que uno vaya  y por muy resbaloso que esté el fango de las trochas en la noche, entre finca y finca. 
El  Atun Puncha inga celebra la vida aquí y ahora, en la tierra: dancemos mientras vivamos, porque cuando estemos muertos ya no vamos a poder danzar. El pensamiento inga es opuesto a la cultura del pecado, la resignación  y las promesas de vida eterna que predica el catolicismo, sin embargo  El kalausturringa  (martes de carnaval, día fuerte de la fiesta) se inicia con una ceremonial misa en la iglesia de Santiago, celebración en la que el sincretismo domina y  golpes de tambores hacen temblar el suelo, tambores que a mí se me antojan los latidos rebeldes de un pueblo que, en lo más profundo,  se resiste a ser  despojado de su cosmovisión por una Iglesia colonizadora, la cual antaño se apropió de muchas tierras, truequeándolas por los santos sacramentos y  promesas de vida eterna.
El carnaval se inicia el viernes  con una toma de remedio (así le llaman a la planta sagrada ambihuaska, más conocida en la ciudad como yage) para prepararse para la celebración y finaliza el miércoles con otra toma que limpia el cuerpo y el alma tras la fiesta.  El yage es un bejuco que se dá en toda la cuenca amazónica, medicina y alimento espiritual de las comunidades indígenas en  El Putumayo.
“Yage enseña a amar, a respetar, a defender, a curar  y especialmente a cuidar mamalpa (la naturaleza). En  las tomas de yage nos reunimos en torno al fogón y al remedio niños, jóvenes, adultos hombres y mujeres. En el kalausturringa dancamos todos, es una fiesta colectiva, en el yage sucede lo mismo, tomamos todos sin discriminación, tomamos juntos procurando curarnos”. Así lo explicó el taita (médico tradicional inga) Victor Jacanamijoi. Compartiendo junto a él,  su esposa Rosa Elena Jacanamijoi Jacanamijoi y su familia, aprendí una vez más a valorar la vida. Kaugsankamalla, muiurrichunchi..!
                                                                                                                      Zeltia Outeiriño González